¿Así que te vas a La Habana? ¡Es una gran idea! Si es tu primera visita, la personalidad habanera te cautivará para siempre, seguro. La Habana Vieja es donde esa esencia se concentra. Recorrerla de arriba abajo es lo primero que tienes que hacer en la Habana.
La Habana (y Cuba en general) es, todavía, una auténtica rareza, una isla condicionada por su historia reciente. Cuando escucho a los mexicanos decir “tan lejos de Dios, tan cerca de Estados Unidos” no puedo evitar acordarme de los cubanos.
Y sin embargo, no conviene caer en la tópica victimización del cubano, y menos en La Habana, o podemos pagarlo muy caro. Literalmente. A pesar de los pesares, hay pocos lugares como La Habana en cuanto a experiencia turística se refiere.
Una advertencia necesaria: si crees que La Habana es representativa de Cuba, te equivocas. Igualmente, La Habana Vieja tiene poco que ver con el resto de la capital de Cuba. Patrimonio de la Unesco desde 1982, La Habana Vieja es el lugar más turístico de la isla. Aquí hace decenios que se perdió la inocencia, turísticamente hablando.
Ya lo hemos dicho, no hay que confundir La Habana con La Habana Vieja, que es su núcleo, la vieja colonia española amurallada. El límite lo marca, por el este, la bahía de La Habana (el llamado Canal de Entrada y la Ensenada de Atarés, para ser exactos), y por el oeste, el Paseo Martí y la Estación Central.
Es ante todo un barrio colonial, barroco, fortificado, cuyo patrimonio ha sabido sobrevivir al abandono institucional adaptándose a unas condiciones socioeconómicas peculiares. Es vieja y no se maquilla. Ahí radica su encanto.
RECUERDA QUE: La Habana Vieja es el casco histórico de La Habana, pero la ciudad sigue más allá; los barrios de Vedado (también llamado Plaza de la Revolución), Regla y Centro también tienen muchísimo atractivo.
Personalmente, lo más recomendable que hacer en la Habana es pasearse y empaparse en su urbanismo ortogonal, que parece ignorar al visitante más que acogerlo. Hay cinco plazas que articulan el barrio:
Son el otro gran elemento destacado por la Unesco, así que son casi obligatorias. Salvo que seas un fan absoluto, yo dedicaría más tiempo a la “vida real”. Esta es la lista esencial:
Ahora que hemos tomado contacto, paseado y visitado un par de fuertes, vamos con lo serio: comer, beber, escuchar música, bailar y fumar.
NUESTRO CONSEJO: Si te has hecho con MN y sigues interesado en “the real Havana”, atrévete con el transporte público en guagua o camello. Masificación, horario incierto y malas caras. De todo se aprende. El plano, para que veas.
Más allá de lo que acabas de leer, vete con un espíritu abierto y desenfadado, y verás que La Habana es una ciudad para vivirla y disfrutarla, más que para turistearla.
En cuanto a hoteles, excursiones, alquileres, experiencias y vuelos se refiere, no te compliques y contacta con nosotros.
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Abre los ojos y la mente, y La Habana dejará una huella imborrable en tu memoria y en tu espíritu.
No te pierdas este otro artículo en el que te damos muchos más detalles y consejos para que conozcas lo esencial sobre La Habana antes de ir: Qué ver en la Habana: la ciudad maravilla.
A partir de ahí, todo queda en tus manos.