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Warning, me voy a poner en modo abuelete cascarrabias. Hoy en día pides un mojito cubano en Copenhague y te lo ponen. Lo pides en Calgary, y te lo ponen. Lo pides en Marrakech, y te lo ponen. Pero claro, si has probado el de verdad, no es lo mismo, nunca es lo mismo…
Lo trágico es que la última vez que estuve en Cuba y pedí un mojito, tampoco sabía a mojito. Y eso ya es grave. Y no era cosa de mi nostálgico paladar, es lo que pasa con el turismo de masas, que te quieren dar gato por liebre. La culpa es mía, por parar en Varadero.
Así que este artículo es una necesidad, un ejercicio de justicia histórica con el mojito cubano, sus verdaderos devotos y los establecimientos habaneros donde todavía saben servirlo. Bueno, eso, y que quería desahogarme.
Porque leyenda hay mucha. Dicen por ahí que si el mojito lo inventó el pirata Drake; cosas de la propaganda británica, seguro. Otros dicen que si origen está en las bebidas alcohólicas de los esclavos de las plantaciones azucareras. Tampoco lo veo, la verdad.
El origen de la mezcla que daría lugar al mojito cubano sería, probablemente, el mismo que el del gin tonic: una forma de camuflar el fuerte sabor del ron con elementos considerados “medicinales”. El dónde, nadie lo discute: La Habana. El cuándo… es probable que la vulgarización de la lima y el azúcar, a principios del siglo XX, permitiera a los bodegueros cubanos dar mayor y mejor salida a su stock de ron blanco y aguardiente de caña.
Sobre el nombre también hay mucha leyenda. Que si viene de “mojadito” (otra ocurrencia de ingleses, fijo), que si viene de “mojo”, salsa… Vaya usted a saber. Como lo de que Hemingway se los cascaba a pares en La Bodeguita, algo desmentido en su día por el propio propietario (ya os lo contamos en Descubre la Bodeguita del Medio en La Habana).
Con mayúscula, sí. Porque con esto de la posmodernidad, el craft cocktail y la mixología, te encuentras por ahí cada mojito cubano que da miedo verlo, y más beberlo. Si Hemingway levantara la cabeza…
Así que, cuando hablamos de mojito cubano original, receta hay una. Y punto. Que es esta (nos vamos a guiar por la de la IBA, pero no del todo):
Ingredientes: 1 medida (5cl) de ron blanco (siempre fue Barcardi Casta Blanca, pero ahora Havana Club 3 arrasa), 2 medidas de soda/sifón/agua con gas, 1 lima, 2 cucharadas de azúcar de caña, unas hojas de yerbabuena (de la americana, Clinopodium douglasii, por bien ser), hielo (entero o picado, otro dilema).
Preparación: En un vaso tumbler (alto y estrecho) se pone el azúcar y la lima, en zumo o en trozos. Sea “despertando” la yerbabuena (aquí usamos menta o hierbabuena) golpeándola en la mano, sea en el vaso al triturar la mezcla, es importante no romper mucho la hoja. Se da un golpe de sifón (para otros se hace antes) y se añade el ron y el hielo. Decorar con hierbabuena y poner la pajita.
NUESTRO CONSEJO: Si hace calor, mejor hielo entero para que no se agüe. Si es demasiado dulce para ti, prueba a añadirle unas gotitas de angostura. Si te gusta morder la hoja, allá tú…
Lo cortés no quita lo valiente; será un vórtice turístico, pero en La Bodeguita del Medio saben hacer bien los mojitos. Desde luego, no será por falta de práctica… Pero el caso es que mantienen un estándar bastante digno, y desde luego el histórico lugar acompaña a que la experiencia sea prácticamente obligatoria.
Pero hay otros establecimientos que están sabiendo hacerse un hueco como referencias para tomar un buen mojito. Por ejemplo:
Como solemos decir en este blog, habrá que comer, ¿no? Que no sólo de líquidos alcohólicos se vive. La gastronomía cubana tiene unas peculiaridades que conviene conocer antes de lanzarse a probarla.
En primer lugar, es una culinaria muy sencilla, con pocos y humildes ingredientes: arroz, frijoles, carne de cerdo, pescado, plátano y poco más. Pero, por otro lado, bebe de tradiciones tan diversas como la española, la caribeña, la africana, la criolla y la china.
Así que, si me preguntas qué comer en La Habana, yo me centraría en probar platos como el arroz congrí (moros y cristianos), la ropa vieja o la caldosa, y aprovecharía la enorme calidad y variedad de sus frutas y sus pescados y mariscos.
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La primera vez que fui a Cuba, hace ya un buen puñado de años, la cosa no era dónde comer en La Habana barato; era dónde comer en general. Era un momento de ciertas dificultades de abastecimiento (el jamón enlatado era el no va más) y las iniciativas privadas eran todavía miradas con suspicacia y lupa.
Hoy es bastante fácil encontrar buenos restaurantes donde comer en La Habana Vieja, Vedado, Miramar y en otros barrios mucho menos turísticos de la ciudad. Al mismo tiempo, la oferta se va refinando, sea reelaborando platos tradicionales, sea con incorporaciones del recetario internacional.
Para probar el sabor genuino de la cocina cubana, no lo dudes: vete de paladares. La paladar (femenino, sí) es un restaurante cien por cien casero, ubicado normalmente en la propia casa del propietario, donde se elabora un menú del día o a lo sumo tres o cuatro platos. Decoración, ambiente y trato, todo muy de aquí. Oferta, muchísima.
Cuando vengas, tómate un mojito cubano a nuestra salud…
Este es el momento para compartir con el mundo ese bar de La Habana donde lo disfrutaste tanto o tus trucos para prepararlo: ¡gracias por tus comentarios!
Siempre puedes contactar con nosotros si prefieres comentarnos en privado algún detalle sobre este asunto. Y, por supuesto, estaremos encantados de atenderte a través del correo electrónico blog@tubillete.com o del teléfono 922 15 12 51 para darte un servicio más personal.
