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La Habana es un icono dentro de Cuba, del Caribe y de América; y, a su vez, la ciudad acoge en su seno otro buen puñado de “iconitos” de buen calibre. El Malecón, la plaza de la Revolución, las señoras mulatas fumando habanos a CUC la calada… Y, cómo no, La Bodeguita del Medio.
Si estás planeando visitar La Habana, uno de los muchos consejos que te habrán dado es que tienes que ir (así, tienes, sin vuelta de hoja) a la Bodeguita. Pues sí, es uno de esos sitios a los que va todo turista (pues aquí, más que en ningún otro sitio, no somos viajeros) que va a Cuba.
Así que… No sé lo que esperas encontrar, pero ya te avisamos de que no es precisamente un sitio fuera del circuito. En todo caso, apartando los turistas a paladas se puede encontrar un fondo muy interesante en la Bodeguita del Medio. Esta es su historia.
Atenerse a la dura realidad no siempre es agradable, pero más duele perder la inocencia in situ, como la pasó a un servidor, así que allá va un aviso para navegantes: la Bodeguita es probablemente (con permiso del Tropicana) el espacio privado más visitado de La Habana, gestionado a día de hoy por la empresa turística pública Palmares.
Es decir, que buena parte del encanto del lugar (que no es poco, dicho sea de paso) se ve oscurecido un tanto por extranjeros haciéndose selfies y pidiendo mojitos como si lo fueran a prohibir. En todo caso, como siempre en Cuba, ha sabido mantener la dignidad. En ese sentido, yo te recomendaría que te pasases, aunque sea para no quedarte con la espinita.
Por otra parte, no te costará nada encontrar la Bodeguita del Medio. Está en Empedrado, una de las arterias principales de La Habana Vieja (por cierto, puede que te interese nuestro artículo Vive la auténtica Cuba en La Habana Vieja), así que lo más seguro es que pases por la puerta aunque no quieras.
En la Bodeguita del Medio La Habana se retrata. En 1942, La Complaciente es adquirida por el villaclarense ángel Martínez y pasa a llamarse, cómo no, Casa Martínez. Se venden recuerdos, se dan comidas, se bebe. El editor Félix Ayón, algunos funcionarios y unos cuantos bohemios recalan en este local, y empiezan a llamarlo por el que sería su nombre oficial a partir de 1950.Pero el éxito de la bodega vendrá de la (buena) mano de Silvia Torres la China, cocinera que a partir de 1949 empieza a preparar un menú criollo de escándalo, al parecer. El ambiente y la comida irán atrayendo a la flor y la nata del turismo cultural internacional, antes y después de la revolución. Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Agustín Lara…
Por cierto, aquí Hemingway ni estaba ni se le esperaba. La cita (lo del mojito aquí) es apócrifa. Lo decía el propio Martínez. Lo mismo pasa con la mitad de las firmas; las que no se destruyeron durante la revolución son de autoría dudosa, o han sido reescritas.
TIP VIAJERO: Se llama “del Medio” porque este tipo de establecimientos suelen estar en una esquina de la calle, pero este no, está a mitad de la calle. Al menos, eso dice la Wikipedia.
Todo esto no quita que la Bodeguita del Medio tenga caché. Y del bueno. No a cualquier bar le hace Guillén un soneto: La Bodeguita es ya la bodegona, que en triunfo al aire su estandarte agita… Sólo por eso, respeto.
Otro detalle de leyenda: parece que fue Allende (sí, Salvador, el que sería presidente de Chile) el que más luchó por la reapertura cuando los fervores revolucionarios se suavizaron un poco en 1961 (de esa fecha es su frase: “Cuba libre, Chile espera…”).
Para elevar todavía más la talla de la Bodeguita, un atentado: aquí puso una bomba en 1997 el mercenario Ernesto Cruz León, como parte de una campaña para abatir el turismo de la isla cuyo patrocinio se atribuyó a los intereses anticastristas de Miami.
Del prestigio de este sitio da cuenta la extrema vampirización que ha sufrido su identidad en todos los ámbitos. Quizás sea el negocio más famoso no reclamado en TripAdvisor, ¡y a saber cuál de las páginas de Facebook con ese nombre es la buena! Por no hablar de la retahíla de garitos que han plagiado descaradamente el nombre a lo largo y ancho del planeta.
A la hora de la verdad, nos encontramos con un establecimiento modesto y pequeño, con un cartel sencillo y honesto. Buena señal. Las paredes están cuajadas de firmas y fotos, y la barra de turistas. Piden lo que los ha traído a la bodeguita del medio: mojitos. Están buenos, eso es cierto (a 10 CUC la pieza, ya pueden).
Suele haber una banda de música trovando para la concurrencia, y en el comedor, arriba, un menú también honesto, cubanísimo: moros y cristianos, pernil de puerco, masa de pollo, chicharrones, tostones… Lo que nos lleva a otra gran pregunta sobre la Bodeguita del Medio: precios. Por 20 CUC comes, lo que no es exorbitado para el extranjero, pero sí para el cubano.
En el bar también puedes comprar tabaco. Puros, se entiende. Esto puede sonar a simpleza según el contexto (si nos lees desde España, por ejemplo), pero no lo es tanto en el contexto cubano. Así que aprovecha.
NO TE PUEDES PERDER: Lo mejor de aquí es el ambiente, y no exactamente el turístico. Pide algo y acódate en la barra o sal a la calle para contemplar cómo interactúan locales y visitantes. Toda una lección sobre La Habana.
Esperamos que este artículo te sirva para hacerte una idea de lo que es la Bodeguita y lo que puedes esperar cuando vayas a tomar algo. Si crees que debería decirse algo más, déjanos un comentario aquí debajo, por favor.
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