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Bangkok es una de las ciudades más turísticas del mundo y un lugar lleno de contrastes que se aprecian en sus noches de fiesta y su tráfico alocado; junto con la paz y serenidad que se respira en cada uno de sus templos.
Sin lugar a dudas la atracción turística más importante de la capital de Tailandia es su impresionante Gran Palacio Real. Un lugar de más de 200.000 m2 que cuenta en su interior con algunos templos muy venerados.
Es una zona de visita obligada donde uno podrá pasear por la historia de este mágico país. Cada paso es un descubrimiento nuevo lleno de asombro al ser testigo de la infinidad de detalles con los que cuenta cada una de sus construcciones. Figuras sacadas de otro mundo, cristales minúsculos que brillan con la luz del Sol, colores vivos, pinturas de oro, tejados hipnóticos… Un complejo que lleva varias horas recorrerlo y del que es un auténtico disfrute perderse entre sus edificios para descubrir rincones que es inevitable no fotografiar.
La entrada cuesta 500 Baths (14€ aproximadamente) y es recomendable ir a primera hora para evitar el mayor número de turistas. Pero avisamos que al ser el punto más turístico de la ciudad esto será prácticamente imposible; y solo cabe esperar tener suerte para que haya poca gente.
Avisamos también que el protocolo de acceso es muy estricto. Se deben pasar dos controles. Uno fuera de los muros del palacio, y otro nada más traspasar la puerta de entrada. Indicar qué está terminantemente prohibido entrar con pantalón corto y con camiseta de tirantes (ni siquiera poniéndose un fular encima de los tirantes). Se puede únicamente con una camiseta normal.
La sensación nada más entrar es una mezcla de nerviosismo y asombro. Uno sabe que accede a un lugar mítico y de los que no se olvidarán nunca. Existen innumerables detalles con los que uno se queda boquiabierto. La fusión de colores y construcciones hace que todo el entorno sea mágico.
En este inmenso complejo se encuentra una de las imágenes más veneradas de todo Tailandia. Su famoso Buda Esmeralda. Su origen data del año 43 A.C., mide 66 cm y en realidad no es de esmeralda sino de jade. No está permitido hacer fotografías ni grabar en su interior; así que toda persona que acceda que observe bien esa sala que simula el Paraíso y que cuenta con unos frescos en las paredes pintados con pan de oro.
Es muy importante siempre ser muy respetuoso aquí y en todos los sitios. Así que nadie grabe y fotografíe el lugar ya que es una gran ofensa para los tailandeses. Además, como en cualquier templo no se puede acceder con zapatos y no se debe pisar el escalón de entrada.
Tras salir de esa sala uno es consciente que acaba de estar en un lugar especial y mágico. La devoción que se observa entre esas cuatro paredes es indescriptible. La humedad y el calor quedan en un segundo plano; y los sentidos se centran en esos fieles que se quedan absortos frente a esa imagen. El olor a inciensos se mezcla con el de las flores, mientras los ventiladores intentan refrescar a los visitantes (aconsejamos llevar siempre una botella de agua).
Pero ese lugar no es lo único importante de este enorme complejo; ya que al abandonar la zona de los templos se accede a la parte correspondiente al Gran Palacio Real. Un lugar que cuenta con tres construcciones bien identificadas y que tienen su origen en 1782 durante el reinado de Rama I. Fue sede real desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX.
El primer edificio que se observa es el lugar en el que el Rey cuando es coronado debe pasar la primera noche. El segundo edificio (central y más grande) es la construcción principal. Este edificio cuenta con dos estilos bien diferenciados. La parte superior es de estilo tailandés y la parte inferior es de estilo occidental. El motivo de esta diferencia es que el Rey cuando ordenó construir este edificio estaba muy obsesionado con los palacios europeos, y quiso recrear los mismos en el suyo. Por último; el tercer edificio se utiliza únicamente para las ceremonias.
Sin lugar a dudas estar ahí es una experiencia mágica que no decepciona; independientemente de la gran cantidad de turismo que hay, o el calor y la humedad. Cada edificio hipnotiza gracias a la infinidad de detalles que hay y a todo ese aire majestuoso y de espiritualidad que se siente en todo el recinto. Uno puede palpar el poder de las tradiciones que existe en ese lugar; y hace que se descubra que las mismas tienen un poder importante más allá de los muros del recinto.
Y es que Bangkok es un lugar mágico que enamora por sus grandes contrastes.
Si queréis saber más de este mágico lugar, podéis entrar en nuestro vídeo de YouTube en el que os mostramos el mismo y también otros templos como Wat Pho o Wat Traimit.
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