Tokio, con una población de 9'2 millones de habitantes, es sin lugar a dudas un destino que puede superarte en ciertos momentos. Hay tanta oferta de ocio, cultura, gastronomía... que uno no sabe por dónde empezar ni por donde acabar.
No te preocupes ni te agobies, apúntate estos 5 planes que hice yo y que me parecen imprescindibles para tu primera visita a la capital nipona (¡digo primera porque te aseguro que no será tú última visita!)
Hay muchos miradores desde donde contemplar la ciudad de Tokio, pero yo tenía claro que quería ver con mis propios ojos La Torre de Tokio relativamente cerca desde las alturas.
A escasos minutos caminando desde la estación de Roppongi Hills, se alza el Mori Arts Center, un edificio de 54 pisos multifunción, pues tiene no sólo oficinas sino restaurantes de lujo, tiendas de marca y un museo de arte.
En la planta 52 se encuentra un mirador con cristalera al que podemos acceder pagando 1800¥ (15€) Puede parecer caro, pero ya te digo yo que merece bastante la pena. Está genial para gente con vértigo ya que pueden disfrutar de una estampa increíble de la ciudad sin pasar miedo.
Sin embargo, para los más valientes, existe un acceso al helipuerto del edificio en la planta 54. Pagando 300¥ más (2'50€) tendrás las mismas vistas, pero sin ninguna cristalera de por medio, perfecto para evitar reflejos en las fotografías y para terminar de enamorarte de Tokio.
Mi consejo es que vayas antes del atardecer, así verás Tokio tanto de día como de noche.
Tras coger la línea de metro sin conductor Yurikamome, llegas a la isla artificial de Odaiba.
Entre centros comerciales, un Gundam gigante y parques de ocio y atracciones, se encuentra el museo Led teamLab.
Seguro que lo has visto en vídeos y fotos de algún influencer de Instagram o quizás en alguna página de Facebook sobre cosas curiosas y arte, pero ya te digo yo que toda foto o vídeo se queda absolutamente corto para describir lo que es este museo.
Cada minuto haciendo cola (yo estuve 1 hora) y cada yen pagado (3200¥ - 26€) vale por completo la pena.
Se trata de un museo interactivo hecho sólo con luces en movimiento en el que no hay mapas ni indicaciones. Tienes que descubrir tú mismo las salas e interactuar con todo lo que estás viendo.
La música que acompaña en cada rincón también es clave para envolverte en semejantes obras de arte. Dedícale una mañana entera para poder disfrutarlo sin prisas.
En Tokio hay que hacer un esfuerzo muy grande para no comprarte absolutamente todo lo que ves. Cada tienda de ropa, de libros, de electrónica, de merchandaising... es una auténtica pasada.
Lo que sí está claro es que ya que has hecho tantos kilómetros te tienes que llevar algún recuerdito ¿no? (o muchos, jeje) Mi consejo es que visites la calle Takeshita y sus alrededores.
Se encuentra en el barrio de Harajuku y aunque está masificada, como todo en esta ciudad, se encuentran tiendas con cosas de todo tipo y con cosas originales a buen precio.
Mi tienda favorita fue WC, un local muy "girly" con ropa de los 80's de segunda mano en su segunda planta. También recomiendo ir al Daiso de varias plantas que hay ya que es bastante barato para los souvenirs y se encuentra de casi todo.
En la misma calle hay muchos sitios para merendar, pero el que más me llamó la atención es la Totti Candy Factory, donde hacen algodones de azúcar con los colores del arcoiris.
Puede parecer que hay demasiada gente (y la hay) pero nadie te empuja ni se tropieza contigo. Hay un río de gente para ir y otro para venir.
Únete y haz lo mismo que hacen los japoneses. Te sugiero que primero visites todas las tiendas de un lado y luego vuelvas por el lado contrario. Dedícale unas 3 horas.
Paseando por Shinjuku te topas casi de casualidad con la callejuela de Omoide Yokocho. Te aconsejo ir a media mañana o directamente cuando oscurece.
Es un callejón muy estrecho lleno de minibares para no más de 5-10 comensales en las que el cocinero hace la comida frente a ti.
Como en casi todos los sitios de Japón, el agua y el té verde es gratis, y la especialidad de casi todos los bares de esta calle son los yakitori, lo cual es perfecto para tomarse un pequeño almuerzo antes de seguir descubriendo la ciudad o cenar antes de volver al hotel/hostal.
Es un sitio encantador que me recordó mucho a la serie "Midnight Diner: Tokyo Stories" de Netflix.
Entre tanto edificio moderno y tanto bullicio en Shinjuku es como si te teletransportaras a un Tokio diferente. Hay empresarios enchaquetados simplemente bebiendo té y hablando un rato o gente solitaria tomándose un refrigerio en su descanso del trabajo.
A veces parece que Tokio entero fuera un plató de cine.
Ir a Tokio y no visitar Akihabara es una insensatez. Seas más o menos "friki" tienes que ver y vivir este barrio por ti mismo, a ser posible tanto por el día como por la noche.
Te aconsejo ir un Domingo ya que a las 13h cierran la calle principal y la hacen peatonal hasta las 17h. Luego la abren otra vez a los coches y suelen pasearse coches tunning con temática manga. ¡Todo un espectáculo!
Cruzarás mil veces los pasos de peatones nada más que para fotografiarlos.
Entre miles de tiendas de figuras y de cosas de electrónicas vas a ver muchos gachapon, que son máquinas con bolitas de plástico que tienen un regalito en su interior. Cuestan entre 300-200¥ (2'50€) y hay de literalmente todo.
A mí me gustaron más que los arcades de los Taito Station ya que en éstas tienes un regalito seguro, el cual va a ser un bonito recuerdo que llevarte a casa.
Antes de irte de Akihabara a través de su estación, estate atento a la musiquita que suena por los megáfonos en la misma, ya que la vas a terminar echar de menos a la vuelta.
Tokio es una ciudad increíble. Dedícale varios días en tu viaje, intenta no abrumarte y ¡disfrútala! Siempre vas a poder repetir.
Escrito por Lola Rufino
INSTAGRAM: @lolarufino