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El 11 de diciembre se celebró el Día Internacional de las Montañas. Si vives o frecuentas alguna zona montañosa, estarás perfectamente al tanto no solamente de las bellezas que atesoran los techos del mundo, sino también de cuan frágiles son ante los cambios climáticos y antrópicos a los que se ven sometidos.
Desde la perspectiva del turismo, nos cuentan desde la ONU que las zonas de montaña atraen en torno al 20 % del turismo mundial, tanto por su patrimonio natural como por su riqueza cultural y patrimonial. Este año, multitud de eventos nos recuerdan la importancia de las montañas para sus habitantes y visitantes.
Así que, con la excusa del Día Internacional de las Montañas hoy queremos rendir un homenaje a una de las partes del planeta que más nos gusta contemplar, recorrer, escalar y conocer. Y encontramos cinco razones para usar el hashtag del día, #MountainsMatter; porque las montañas son importantes.
Antes que un destino turístico, las zonas de montaña son el hogar de mucha gente. En torno a 1000 millones de personas, nada menos, luchan a diario para sobrevivir en uno de los entornos más hostiles del planeta. La mayoría de ellos en altitudes entre los 1200 y los 2100 metros, por encima de los cuales apenas habita un 3% de la población mundial.
Ninguna de las principales montañas en el mundo se libra de la presencia humana. Desde el Himalaya a los Andes, de México D.F. a Yunnan, pasando por las Montañas Rocosas o el Valle del Rift. Y lo maravilloso es que en todas partes se han generado sistemas muy particulares, perfectamente adaptados, de agricultura, comercio, construcción, propiedad...
Las montañas nos atraen tanto por su belleza intrínseca como por el producto de la adaptación de los hombres a ese medio. Ambos principios han de tenerse en cuenta siempre.
Hay montañas maravillosas en sí mismas. Algunas lo son por su forma, otras por ser elementos geológicos únicos, otras como referencias culturales y religiosas de primera magnitud. Fuji, Uluru, Yueliang Shan, Chimborazo, Tai, Cervino, Fitz Roy, Aiguille, Teide… Todas tienen algo pecuiar.
Por supuesto, las montañas más altas del mundo tienen un lugar muy especial en esta lista. Existen en la Tierra 14 montañas de más de 8000 metros, los llamados “ochomiles”, desde el Everest haste el Shinshapangma, en los que hemos puesto los ojos y los piolets hace tiempo.
El género humano, siempre a la caza y captura de nuevos desafíos, ha caído en la tentación de convertir estos fines del mundo verticales en destino turístico. Un trágico toque de atención acerca de los límites del turismo más frívolo se produjo en mayo de 2019; algunas maravillas no están ahí para ser toqueteadas.
Las montañas, o más bien las personas y pueblos que habitan estos exigentes entornos, se han visto obligados a adaptarse y adaptarlos de las maneras más variadas e imaginativas. Hoy, las distintas formas de cultivar, de pastorear, de construir, de comunicarse, de comerciar, de rezar o de divertirse que han creado están entre las más llamativas del planeta.
Piensa, si no, en las carreteras de los antiguos incas, en las terrazas arroceras de China, en la extracción de miel de los Gurung en el Himalaya o en las casas de montaña lebaniegas, sin ir más lejos. En un tiempo de globalización y estandarización, este es uno de los recordatorios más significativos del Día Internacional de las Montañas.
Y eso sin entrar en el plano religioso… El mundo no se entendería de la misma manera sin las montañas sagradas: Sinaí, Tindaya, Kailash, Montserrat, Ararat, Athos, Olimpo y un largo etcétera, como este Nuevo Patrimonio de la Humanidad en Gran Canaria.
Y no hablamos solamente de recursos turísticos, ni mucho menos. Si nos ponemos a cuantificar los recursos que proceden de las montañas en el mundo en términos de agua, energía o materias primas, por no alargar la lista, nos daremos cuenta de hasta qué punto dependemos de ellas, aunque nos pillen algo lejos.
Es otro de los hechos que se recuerdan en este Día Internacional de las Montañas. Que sin ellas la vida en los llanos y en las zonas costeras sería mucho, mucho más difícil. No porque no las veamos a diario podemos olvidarnos de que están ahí, ni podemos olvidarnos de lo mucho que les debemos.
RECUERDA QUE: Todos dependemos en mayor o menor grado de las montañas del planeta, y su deterioro conlleva un empeoramiento general de la calidad de vida. Echa un vistazo a este infograma de la FAO.
Senderismo, escalada, rafting, esquí y demás deportes invernales… Las actividades a las que podemos entregarnos en una visita a las montañas son muchas y muy variadas. Porque, si esas son las más evidentes, no debemos olvidarnos de estancias en balnearios y spas, turismo rural o retiros de descanso, por mencionar algunas.
Además, las montañas son sumamente fotogénicas. Nos afanamos por retratar todas las, montañas nevadas, picos rocosos, riscos abruptos, valles sobrecogedores y montañas de colores en el mundo. Por algo será. Para comprobarlo sólo tienes que echar un vistazo a las montañas más instagrameables del planeta.
Eso sí, por favor, recuerda siempre que, aunque no lo parezca, las montañas son lugares delicados, tanto ecológica como culturalmente hablando. Si conviene estar siempre alerta ante el impacto que provocan nuestras actividades turísticas, en las montañas el cuidado ha de ser, si cabe mayor. No estropeemos lo que tanto te gusta.
Seguro que nos hemos olvidado de decir un montón de cosas importantes o interesantes sobre las montañas del mundo. ¡Ayúdanos con un comentario!
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