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Como muy bien decía Loquillo siguiendo a Gabriel Sopeña, Lisboa es el paso hacia la eternidad.
No es que vayamos a ponernos melancólicos (aunque nada le pega más a Lisboa), pero es que la capital portuguesa es el lugar perfecto para encontrar esos trazos de la vida cotidiana que pasan desapercibidos para la mayoría y son la mejor forma de conocer y entender una cultura.
Y también hay monumentos, sí. Y otras cosas. Desde luego, hay muchas cosas que ver en Lisboa. Claro que no hay tiempo para todo, y hay que saber elegir. Y no es fácil en una ciudad en constante cambio.
Así que aquí os traemos una lista con los siete lugares esenciales que hay que ver en Lisboa. ¡Que la disfrutéis!
La fortaleza que domina la ciudad es el corazón de Lisboa, y un testigo eminente de su historia, que lo impregna. Ubicado en la colina que dio origen a la ciudad, sus orígenes islámicos no se ocultan bajo la pátina cristiana y portuguesa que lo recubre.
Una superficie de 6000 m2, un recinto almenado con doce portones, una barbacana y 18 torres de sustentación lo hacen formidable. Por eso está a la cabeza de cualquier lista que se precia de lo que hay que ver en Lisboa.
Si eres de los que tienen que ver en Lisboa en dos días… Bueno, Alfama. Hay muchos barrios con encanto, pero Alfama es Alfama. La acrópolis, el barrio marinero, el distrito rojo, Alfama es todo. Es Lisboa.
No es por la Sé (la catedral) o la Feira da Ladra (cerrado el lunes); no es por el teatro romano (hoy Museo de Lisboa) o la judería; ni por el mirador de Santa Luzia o Parreirinha, uno de los templos del fado. Es… por Alfama.
Es la zona castiza, bohemia, estudiantil, para tomar algo y de fiesta nocturna… El Bairro Alto tiene muchas caras. La plaza Luis de Camões y el jardín de São Pedro de Alcântara articulan uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad.
En el Bairro Alto y su vecino Chiado podrás ver algunos de los mejores conjuntos de arte urbano del continente; y si quieres saber qué ver en Lisboa en tres días y te sobra un rato, da un salto hasta Mouraria.
TIP VIAJERO: Lo han abierto hace poco y merece la pena, sobre todo si te gustan estas cosas; en pleno barrio encontrarás el Museo Masónico Portugués. No te damos más pistas, un poco de misterio siempre ayuda…
Entre las plazas Rossio y Comércio está el cuadriculado barrio que el famoso terremoto de 1755 destruyó y que el ilustrado marqués de Pombal reconstruyó como ejemplo del urbanismo de la época. Estamos en A Baixa.
Armonioso, tranquilo, lleno de pequeños negocios y tiendas, es un gran sitio para pasar la tarde de compras si te preguntas qué ver en Lisboa en cuatro días y no te apetece andar subiendo y bajando. Salvo que quieras montar en el icónico ascensor de Santa Justa.
Aparte de probar los deliciosos pasteles que llevan este nombre, que tampoco puede faltar, hay mucho más que ver en Lisboa si te acercas un poco a la desembocadura del Tajo. Es la puerta de la ciudad al Atlántico, con el puente 25 de abril como telón de fondo.
Tres en uno. El Monasterio de los Jerónimos es un delicioso ejemplo de arquitectura manuelina (el estilo portugués por excelencia); el Monumento de los Descubrimientos nos recuerda la tradición exploradora portuguesa; y la Torre de Belem es donde todo cobra sentido.
Si estás tras algo que ver en Lisboa y alrededores para completar tu visita, Sintra es el lugar que estás buscando. Antiguo retiro de reyes y aristócratas, con un toque kitsch y buenas dosis de decadentismo entre la exuberante vegetación. Genial.
Sintra tiene tres grandes atractivos: el Castillo de los Moros, el Convento de los Capuchinos y, por supuesto, el Palacio da Pena, pero hay mucho más. Ojo, que es patrimonio de la Unesco… No te defraudará, seguro.
¿Aún no has tenido bastante? Pues aún hay más: algo que ver en Lisboa con niños y que nunca falla con los peques: el Pavilhão do Conhecimento. Está en el Parque de las Naciones, el antiguo recinto de la Expo 98 (Largo José Mariano Gago, 1).
Está consagrado a introducir a los más pequeños en el mundo de la ciencia de forma práctica y divertida a través de talleres, actividades interactivas, exposiciones… Algo distinto que ver en Lisboa sin tener que irte muy lejos y sin aburrir a tus chavales.
RECUERDA QUE: Con niños siempre hace falta un plan B. Pues lo tenemos; por suerte, el Oceanario de Lisboa está muy cerca y es uno de los mejores de Europa. Ahora, si esto falla, ya no sé…
Pero lo mejor de Lisboa no está en sus monumentos, sino en ese algo especial que impregna las calles de la ciudad, ¡descúbrelo por ti mismo!
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¡Parece mentira encontrar tan cerca lugares tan lánguidos, serenos, misteriosos y humildes…!
Ya que vas a Lisboa, no dejes de probar la deliciosa gastronomía local. Aquí te dejamos una pequeña guía que puede interesarte: Qué comer en Lisboa para sentirse un auténtico portugués.
Así podrás elegir un menú digno de María. La Portuguesa, claro.
