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Ah, Dublín, la vieja Baile Átha Cliath… Con sus ventosas calles, sus coloridas puertas y sus miles de españoles buscándose la vida. Y mucho, mucho más… Es una de esas capitales europeas con una larga historia y muchas huellas del pasado. La lista de qué ver en Dublín parece no terminarse nunca…
En todo caso, también es una ciudad muy asequible a pie, y con un excelente servicio de transporte público; una ciudad divertida en la que no llueve tanto como dicen (aunque si puedes ir en primavera o verano, mejor, los días son más largos); y una ciudad perfecta para callejear sin parar.
¿Qué ver en Dublín en dos días? Te vamos a proponer un plan para conocer las dos caras de Dublín, la más monumental, al sur del río, y la más anónima, al norte. Y te daremos un par de ideas más por si te sobra tiempo, vas con niños o lo tuyo son los presupuestos ajustados.
Día 1: al sur del Liffey
Los barrios meridionales concentran el llamado Dublín georgiano, más monumental y pintoresco, con buena parte de todo lo que hay que ver en Dublín.
Castillo de Dublín y Ayuntamiento.El Castillo es un buen lugar para empezar. El núcleo vikingo de la ciudad es hoy un conglomerado arquitectónico con una única torre medieval superviviente, una hermosa capilla y unos jardines muy populares. El ayuntamiento es un buen exponente de esos edificios georgianos que tanto abundan en la ciudad.
Catedral de San Patricio. Qué clase de turistas seríamos si no vamos a la catedral… Aquí hay dos, pero esta es la buena; sobria por fuera, luminosa por dentro, gótica a más no poder y con unos jardines estupendos.
Tranquilos, hay mucho más...
Stephen’s Green y alrededores. Ya estarás notando que de jardines y parques vans sobrados por aquí… Este está bien, pero personalmente, te sugerimos cruzar la calle y meterte en Iveagh Gardens. Y, sobre todo, empaparte del ambiente artístico de las numerosas galerías del barrio.
Trinity College: Seguro que tienes algún diploma de inglés por esta universidad, así que lo suyo es pasar a rendir una visita. La biblioteca es lo más visitado y lo más espectacular, desde luego.
Estatua de Molly Malone: De todas las cosas que ver en Dublín, esta es sin duda la más popular. Medio pescadera, medio prostituta, es el símbolo de la ciudad, y en el fondo es un gran reflejo de la misma.
Temple Bar: ¿Pensabas que nos habíamos olvidado? No, pero es mejor dejar este barrio lleno de pubs para la última hora, para gozar con las pintas, la música y la compañía sin tener que mirar el reloj.
NO TE PUEDES PERDER: Si lo que te va es el rollo medieval, tienes que ir a Dublinia, en la catedral Christchurch; la catedral no está mal, pero la visita la recordarás por mucho tiempo.
Día 2: al norte del Liffey… más o menos
Sí, más o menos, porque también cruzaremos el río rumbo al oeste (ayer el día ya estaba bastante cargado, ¿no?), pero no centraremos en la parte norte, más obrera y reivindicativa.
Custom House. Vamos hacia el este por la orilla norte. Nos encontraremos un gran edificio neoclásico, Custom House, las antiguas aduanas, hoy edificio gubernativo, que figura en todas las guías pero qué queréis que os diga, sin más…
Docklands. Lo interesante viene después: los antiguos muelles de la ciudad están volviendo a la vida con innovadores proyectos arquitectónicos (el puente Beckett o el Centro de Convenciones) y museos muy inspiradores, dedicados a la emigración (el EPIC) o a las hambrunas (el velero Jeanie Johnston). De lo mejor que ver en Dublín.
¿Seguimos?
Hacia la calle O’Connell. Media vuelta, camino del Dublín real: la calle O’Connell, una amplia avenida donde destacan los memoriales a diversas figuras de la historia irlandesa: James Connolly (North Dock), el Memorial de la Bandera (Abbey Street) y, en la propia avenida, O’Connell, Smith O’Brien, Larkin, Parnell… Ah, y en el medio, The Spire.
Fábrica Guinness. Lo dicho, volvemos al sur por un momento. En realidad, visitar la fábrica de una de las cervezas más famosas del ancho mundo es bastante caro y suele estar llenísimo de turistas, pero había que mencionarlo. Además, pilla de camino hacia otra cosa que…
Kilmainham Gaol.La cárcel más famosa del país, escenario privilegiado de la convulsa historia política irlandesa de los últimos dos siglos, esta prisión es más que recomendable para entender mejor las vicisitudes de los tipos cuyas estatuas acabas de ver en O’Connell.
NUESTRO CONSEJO: ¿Te has fijado en la cantidad de teatros que hay por aquí? Pocas ciudades son tan literarias como Dublín, y seguramente la referencia de cabecera al respecto es James Joyce. Léete algo suyo antes de venir o mientras estás por aquí.
Bonus para viajeros especializados (gratis, con niños, alrededores)
Bueno, con eso ya tienes bastante que ver en Dublín para un par de jornadas. En todo caso, aquí tienes un par más de ideas más específicas, por si quieres variar un poquito o no has tenido suficiente:
Qué ver en Dublín gratis: Bueno, ya te hemos dado unas cuantas opciones, pero otra más… pasar el día en Phoenix Park, el mayor parque urbano de Europa, a la caza (¡metafóricamente hablando!) de sus ciervos.
Qué ver en Dublín con niños: La respuesta está clara: Imaginosity. Es un “museo” interactivo donde la imaginación de los niños se dispara con cientos de elementos interactivos a su disposición. Pilla en las afueras, pero merece la pena.
Qué ver en Dublín y alrededores: No nos vamos a ir muy lejos; ¿te has fijado en esa pequeña península al lado de la ciudad? Es Howth. Acantilados, praderas, un pueblo pesquero, un faro… Tiene un poco de todo, ideal para pasar el día.
Dublín es una ciudad rebosante de arte y cultura en la que es difícil aburrirse.
Aparte de todo lo que hay que ver en Dublín, pronto te darás cuenta de lo acogedor y divertido que es el pueblo irlandés.
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