Berlín es una ciudad que es historia contemporánea en estado puro.
La capital alemana ha sido el epicentro de un siglo XX convulso donde las dos Guerras Mundiales se forjaron a fuego y sangre en esta ciudad. Un lugar donde se idearon lugares de muerte con cámaras de gas. Una capital que fue en la que se originó la Guerra Fría, y donde los espías tomaron un valor fundamental y las torturas estaban a la orden del día. Y también fue el lugar donde un muro dividió a una ciudad separando a familias y amigos; creando la cárcel más grande que ha habido en la historia.
Pero Berlín ha aprendido de sus errores y se ha regenerado de sus cenizas, convirtiéndose hoy en día en una de las capitales más importantes del mundo, e imprescindible de conocer.
Berlín no oculta su pasado, y mantiene vestigios de esos años oscuros para recordar al mundo y a su sociedad los errores cometidos que no deben repetirse jamás. Uno de esos estigmas es su famoso muro que vio su nacimiento el 13 de agosto de 1961 y que se mantuvo en pie hasta el 9 de Noviembre de 1989.
Casi tres décadas del símbolo más importante de la Guerra Fría. 155 kilómetros. 3’6 metros de altura. Un doble muro vigilado 24 horas al día. Cientos de personas fallecidas y miles torturadas y encarceladas. Este muro marcó a una ciudad y al mundo entero; demostrando que la inconsciencia humana se reinventaba nuevamente tras unas guerras que traumatizaron al mundo entero.
Familias y amigos se levantaron una mañana y descubrieron que su mundo estaba separado, su vida se rompía y fronteras surgieron en sus calles. Empezaba un nuevo presente que el paso de los años ha demostrado que se ha convertido en un pasado oscuro.
Si alguien visita Berlín debe ir a conocer los ecos de esta historia negra. Y la capital alemana cuenta con algunos puntos que hacen que uno viaje inmediatamente al pasado y sea consciente de lo que sufrió la ciudad en esos años convulsos.
Otro lugar crucial para visitar y ser testigo de la Guerra Fría es el famoso Checkpoint Charlie. Era una de las pocas fronteras que se abrieron para que los ciudadanos pudieran pasar del Berlín del Este al Berlín del Oeste. Desde el 2001 se encuentra una réplica de esa frontera (Friedrichstrasse 43-45) donde se puede ver cómo era ese lugar.
Además, ahí existe el Museo Checkpoint Charlie que ofrece una muestra de cómo fueron esos años convulsos que se vivieron en Berlín. Sinceramente, debemos decir que es un Museo que no recomendamos porque nos parece excesivamente caro para lo que se muestra. Su precio es de 14’50 € por persona, no se pueden hacer fotos (hay que pagar 5€ más) y si se quiere audioguía hay que pagar otros 5€. Es un museo que en su interior solo se ven murales con fotos (ni siquiera son fotos originales) con muchísimo texto para leer (solo en inglés, francés, alemán y ruso).
Nosotros teníamos muchas ganas de conocerlo, pero nos decepcionó porque todo lo que muestra se puede ver o leer en internet o libros. Indicar nuevamente que no hay casi nada original; todo son copias. Pero si alguien está interesado, es una opción.
Lo que sí recomendamos es visitar dos lugares donde un puede ser testigo del poder del muro en todo su esplendor.
En Bernauer Strasse 111 se encuentra el Berlin Wall Memorial. Un lugar que es gratuito y que cuenta con una torre a la que subir y poder ver el Muro en su estado original. Desde ese mirador uno puede ser consciente del doble muro, de la carretera que pasaba por medio y que estaba bordeada de arena que era alisada a diario para comprobar si había alguna huella y también se pueden ver esas torres de vigilancia en las que los militares tenían orden de disparar a quien se acercara.
Es una visión que pone la carne de gallina al ser consciente de que ese lugar existió realmente. A uno le invade el miedo que produce esa pared y los sentimientos de pavor surgen.
Esa pared es totalmente emotiva debido a que uno pone cara a cada persona que buscaba la libertad. Grandes esfuerzos solo para dar unos pasos. Unos pasos que apenas minutos antes uno ha dado sin ningún problema. El cruzar el muro ha cambiado muchas décadas después. Y su poder también.
El otro lugar indispensable para conocer la historia del muro es la impresionante East Side Gallery (Mühlenstrasse 3-100). Se trata de la galería de arte al aire libre más grande del mundo y se encuentra realizada en parte del muro original.
118 artistas de 21 países diferentes crearon un street art único que recreaba los hechos ocurridos entre 1989 y 1990. Cada mural muestra una visión diferente de cada artista de esos sucesos.
Pasear por este lugar es caminar por el dolor y la esperanza a la vez. Es ir viendo el sufrimiento de una sociedad y los sueños de libertad que se consiguieron gracias a la lucha de un pueblo que reivindicaba sus derechos.
Numerosos son los murales que han alcanzado fama mundial y que atraen a numerosos turistas para hacerse la correspondiente foto. Pero más allá de esa foto; uno puede descubrir la fuerza que transmite cada imagen. El poder del arte obtiene un resultado único en este lugar al mostrar una protesta social a gran escala.
La East Side Gallery es la muestra perfecta de que algo horrible puede convertirse en algo bello, y Berlín mantiene esos recuerdos oscuros al aire libre para demostrar sus grandes errores. El Muro de Berlín marcó al mundo entero y si se visita la ciudad uno debe ir a conocer este lugar que sigue trayendo aires convulsos de un pasado que nunca debería haber existido.
Si queréis descubrir estos lugares y ver nuestra experiencia recorriendo el Muro; dejamos el enlace del vídeo que podéis encontrar en nuestro canal de YouTube.
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