Shanghai, Lunes 8:30 de la mañana, estoy sin dormir casi, y no es que sea de la noche anterior solamente, son de las últimas treinta.
Mientras nos dirigimos al gigantesco Aeropuerto de Pudong, nos vamos despidiendo de este Asiatrip, que empezó hace un mes en la fascinante ciudad de Tokyo. Ya les contaré...
Despegamos a mediodía con destino a Barajas, son apenas 13 horas de vuelo, veámoslo con optimismo, es solo la mitad del recorrido, después serán otras 12 horas más hasta llegar a casa en Buenos Aires, y en el medio... en el medio una escala un tanto larga.
¡¡Una escala que nos tienta!!
Madrid nos llama: ¡Holaaaa, soy Españaaa, Soy Europaaa!... Me siento como un ludópata parado frente a un gran y rutilante Casino. ¡Venga hombre! Me dice con la clásica expresión Ibérica. Pase...
Pero estamos destruidos...
Les juro que los días en Asia tienen más de 24 horas, en serio, las noches son adictivas, se prolongan y prolongan, con cientos de incentivos para seguir y seguir; dormís 4 o 5 horas, a los sumo 6 y volvés a empezar.
Mis ojeras parecen las avenidas Mao Zedong y Chou Enlai juntas. Temo que en la aduana me pregunten que llevo en esas bolsas que tengo, debajo de los ojos.
El vuelo se estabiliza, treinta mil pies; me relajo, y hago el cálculo. Descuento el tiempo que me va a llevar migraciones, salir de la terminal, tomar el metro, repetir el regreso, y llegar con un margen de seguridad considerable para abordar.
Me quedan 3 horas limpias para ver Madrid.
¿Cuántas oportunidades tenemos, para estar en alguna Capital Europea y de regalo?
Decido ir... 3 horas son 3 horas, ¿no?
Sirven el almuerzo, ¿chicken or pasta?, ¿wine sir?
Con el café hay turbulencias, pareciera que todo se mueve, pero no es el avión, es en mi cabeza donde todo se mueve.
Me digo a mi mismo, en una típica situación de doble personalidad Geminiana, vos estás destruido, que vas a poder ver en 3 horas, encima va a ser de noche, ¿qué vas a ganar? ¿cuándo vas a dormir?
Después tenés otro vuelo largo, ya no sos un pibe y aparte, ¿no te alcanzó con todo lo que disfrutaste, conociste, recorriste, y experimentaste en el lejano Oriente?...
¿Y si perdés la conexión?
Es verdad, no vale la pena, son 3 horas nada más, al fin y al cabo ¡¡es solo Madrid!!
Es la decisión correcta.
Retiran la bandeja, apagan las luces, intento ver una película, se me cierran los ojos, me acomodo e intento dormir un rato...
De pronto, otra vez todo se mueve, otra vez turbulencias, pero mentales...
Sobresaltada, mi otra parte Geminiana, me grita imponiendo su visión.
¡Pensá! Me dice, cuánto valen 3 horas netas en Madrid. ¿Cuánto valen?
Si al otro día de llegar, ya vas a estar trabajando las 12 horas de siempre; te vas a arrepentir sino.
¿Y dormir?... Dormí el Domingo que para eso está...
Ahora que decidí ir, el vuelo pasa rápido, ya estamos descendiendo y en horario. Aterrizamos en la terminal 4 Satélite. El desembarque es tumultuoso, permiso, permiso, hago migraciones fila no Europeos, ¡vamooos rapidito por favor!, escaleras abajo, tomo el tren a la terminal 4 mientras ajusto el reloj y busco los pocos euros que traje.
Sigo los carteles al metro, linea 8 rosada, pago 5 Euros, viajo 7 paradas hasta Nuevos Ministerios, conecto con la linea 10 azul hasta la estación Tribunal, voy escaleras arriba, busco la peatonal Fuencarral, camino rápido unas cuadras hasta la Gran Vía y saco el Selfie para inmortalizar el momento. .....Uuuuhhhhff
Respiro hondo y miro el reloj, 15 minutos para las nueve, ajusto mi cabeza.
¡Estoy en Madrid!
¡¡Tengo 3 horas!!...
La noche está en pañales.
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