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Sí, tiene fama de ser un pueblo grande, una ciudad pacata, tranquila, somnolienta. Nada más lejos de la realidad. La capital de Asturias tiene mucho que ofrecer a locales y visitantes. Si no sabes qué hacer en Oviedo cuando vengas es porque ni lo has mirado… Ah, que estás en ello…
Tanto si vienes con niños como si te gusta la noche, si buscas la nota distintiva o prefieres moverte por los alrededores; si llueve como si no, hay tanto que hacer en Oviedo que no nos cabe aquí; pero que no se diga que no vamos a intentarlo.
NUESTRO CONSEJO: Si te estás preguntando qué hacer hoy en Oviedo o qué hacer en Oviedo este finde, consulta la agenda cultural de la mano del ayuntamiento y de la prensa local.
Bueno, los de aquí sí, o la mayoría. Así que si quieres vivir la ciudad más que solamente verla o pasar por ella…
Con esto ya podemos meternos a fondo en una ciudad en la que hay para todos…
Por la noche, lo suyo es explorar el ocio nocturno carballón, y te anticipamos que hay bastante. Puedes ir de vinos por la calle Campoamor, pero lo que no te puedes perder es el bulevar de la Sidra, o sea, la calle Gascona. Luego, depende; si tienes más de 35 años, vete al Rosal, y si no, al Antiguo, por la calle Mon.
Pero no todo es comer y beber. La noche es un momento ideal para hacer una de las imprescindibles rutas de las esculturas ovetenses. La ciudad cuenta con uno variado repertorio de más de treinta esculturas muy diversas; de noche evitarás las aglomeraciones, y la iluminación les da un toque especial...
Si vienes con niños pequeños, pasar un buen rato en el Campo de San Francisco es de lo mejor que hacer en Oviedo. Hay un montón de animales (patos, pavos, tortugas…), la estatua de Mafalda suele triunfar bastante, pueden correr hasta reventar de acá para allá, hay zonas de juegos y un montón de árboles impresionantes.
Si sois de perfil deportivo, no podéis perderos la Ruta Verde de Fuso de la Reina, localidad a casi nueve kilómetros de Oviedo. Ríos, bosques, túneles, merenderos, aulas de la naturaleza y la vieja vía estrecha en un recorrido encantador y muy fácil sobre asfalto. Con la opción de volver en tren desde Trubia, otros siete kilómetros más allá.
Te pasará más de una vez. Y de dos. Pero no hay problema, estamos acostumbrados y hay un montón de cosas que hacer en Oviedo en esos días grises y húmedos. Las pastelerías ovetenses gozan de justa fama, ¿lo sabías? Si llueve, date un homenaje a base de carballones, moscovitas, y casadiellas en Rialto, Peñalba o Camilo de Blas.
También es la ocasión perfecta, por ejemplo, para ir al Museo de Bellas Artes, que tiene una colección verdaderamente impresionante de pintura contemporánea: Grecos, Zurbaranes, Murillos, Goyas, Sorollas, Dalís, Picassos… Poca broma. También figuran en su oferta gran cantidad de actividades, talleres y conferencias.
No queremos crear polémica, pero si te decimos que te vayas a Gijón habrá quien responda que eso es lo primero que tendrías que haber hecho, que si Gijón no son los alrededores de Oviedo, que si en todo caso será al revés…
Así que nada, otras alternativas. Una muy recomendable es el Ecomuseo Minero Valle de Samuño, un poco más allá de Langreo, en plena Cuenca Minera. El carbón es parte de la identidad asturiana, y descubrir las instalaciones y condiciones de trabajo de la mina es emocionante.
Hay muchas opciones, como ves, para vivir Oviedo a fondo, desde sus parques a sus museos, pasando por sus bares y sus calles.
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En Oviedo encontrarás todo el encanto señorial, melancólico y misterioso del cantábrico español.
Y si eres un viajero gourmet, como nosotros, no puedes perderte nuestro post Los mejores restaurantes en Oviedo.
En él deshuesamos la gastronomía ovetense y catamos un surtido de restaurantes, prepara el palillo.
